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sábado, febrero 02, 2008

No puedo callarme

Hay personas que no pueden parar de hablar, da igual el tema de la conversacion o que no se sepa nada, siempre tienen que decir algo, luego se arrepienten de muchas de las cosas que dicen. La gente que esta con ellos puede tener diferentes interpretaciones: pueden pensar que son personas ingeniosas o bien impertinentes.

A veces decimos alguna cosa y luego pensamos, mierda, no tenia que haberlo dicho y comienza una situacion incomoda en la que normalmente en vez de arreglar las cosas las empeoras aun mas. Aunque hablar es imprescindible para relacionarnos, hay que saber cuando toca hablar y cuando escuchar. Segun los expertos, la incapacidad para mantenerse en silencio es un síntoma que en psiquiatría se denomina verborrea, y es la necesidad de manifestarse a través de las palabras. En un principio pueden resultar personas egoistas, siempre hablando de si mismos, pero realmente en muchos casos necesitan hacerlo y no por demostrar ser mejores sino porque es su forma de expresarse.

Este tipo de personas que hablan tanto, cuando las conocemos tenemos una total aceptacion hacia ellas, ya que resultan amables, simpaticas, extrovertidos... pero con el tiempo, la gente que se relaciona con ellos acaba rechazandolos. ¿O nunca os ha pasado que os estan contando algo y desconectais totalmente y contestais con un: si bueno, porque no os habeis enterado de nada? y siguen, y siguen, y siguen hablando y parece que nunca van a terminar de contar algo y pensamos: ves al grano por diosss!!!

Otras veces, tenemos una conversacion y pensamos ¿de verdad me está escuchando o simula para que así termine de hablar y llegue su turno? Esto hace que la conversacion se empobrezca, pues con esta actitud la comunicación pierde una de sus principales características: la de intercambiar información.

Unos consejitos para la gente que habla demasiado:

Identificar las causas. Inseguridad, fobias, carencias… Es necesario encontrar los verdaderos motivos para poder atajar el problema de manera definitiva.
Aprender a escuchar. Probar a mantenerse callado en algunas conversaciones y descifrar los conocimientos adquiridos al mantenerse como espectador.
Valorar el silencio. Puede resultar interesante realizar prácticas que requieran un estado absoluto de silencio: yoga, tai-chi, meditación...

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