Publicidad

lunes, enero 14, 2008

La ira, pecado capital

A quien no le ha pasado nunca que ha tenido una pelea en casa, con palabras hirientes y actos violentos como lanzar cosas o pegar un buen portazo. Y es que la ira surge de nosotros cuando pensamos que estan ocurriendo actos injustos, y respondemos con un comportamiento furioso y agresivo.

Podemos definir la ira como el enfado producido cuando vemos que esta afectada nuestra integridad como personas y ademas produce sensacion de malestar en el entorno social. La ira suele afectar a personas que son facilmente susceptibles, que se sienten atacadas ante cualquier comentario.

Y es que hasta las personas mas engreidas, suelen comportarse de esta manera porque tienen una baja autoestima y no saben responder de otra manera a este sentimiento de frustracion, ya se sabe que no es oro todo lo que reluce y mucha gente que intenta aparentar aquello que no es, suele tener ataques de ira con mas frecuencia. Y es que la gente que esta a gusto consigo mismo no suele responder con hostilidad ante situaciones que pueden provocar la ira.

La mayoría de las personas irritables, agresivas, susceptibles, con un "pronto" notable o quisquillosas, suelen sentirse muy mal cuando se les pasa el enfado y comprueban que no tienen autocontrol sobre sí mismas, que son víctimas de su fuerte genio o mal carácter.

Que se puede hacer para controlar la ira:
1. Llegar a la raíz del problema. Si escribimos nuestros problemas, al verlos escritos nos daremos cuenta que tampoco es para tanto. Por ejemplo:
Pepe hace un mal gesto, sin querer pisa a Maria y le estropea su zapato.
Pepe - Lo siento fue sin querer
Maria- Eres un estupido, pareces un pato mareao, no me vuelvas a hablar en tu vida, no quiero juntarme con inutiles; y le tira el zapato estropeado.
Si Maria reflexionase se daria cuenta de que ha sido un hecho fortuito y que la dureza de sus palabras y actos es fruto de la falta de autocontrol y autoestima.

2. Recurrir a pensamientos positivos. Por ejemplo, si alguien te da un plantón, en lugar de molestarte, busca una explicación que le disculpe. A veces nos equivocamos, creemos que la mala conducta del otro está en relación directa con nosotros y puede ser raiz de otros problemas que desconocemos. Es preferible, por tu bienestar, no responder a un desaire con otro.

3. Practicar el autocontrol. Cuando observes que se te acelera el pulso y te sube el nivel de indignación, procura calmarte, por ejemplo, contando hasta diez antes de reaccionar, escucha música, pinta, medita con yoga o descárgate dándole puñetazos a un saco de boxeo.

No hay comentarios: